Enrique me llamó el Viernes por la noche, venía a recogerme para ultimar los detalles del viaje al open. Esa noche dejamos atados todos los cabos sueltos y decidimos salir a las 12 de la mañana; la comida, cada uno aportaría un plato de casa, el bote común para gasoil, el alquiler del hostal, vale, perfecto. Ya tenía la mochila preparada pero aún así no pude dejar de mirar con recelo algunos de los señuelos que se quedarían en casa, y si...
25 de Octubre, suena el despertador, empiezo a preparar la comida para llevarme, una ducha, la ropa de cambio y el teléfono suena, llamada entrante de Quique, dibujo una entre sonrisa en la cara y respondo; ¿Qué pasa tio? , Enrique :“Vámonos ya, ¿no?” , jajajaja , supuse que sería un poco de nervios por llegar cuanto antes y dar unos cañazos en la inmensidad del Cíjara. Acepté la propuesta y en 20 minutos apareció.
Pasamos por el nuevo tramo de autovía que cruza Despeñaperros desde Jaén al resto del mundo. Increíbles vistas, casi se puede tocar el cielo, la vista se pierde entre la sierra y las nubes bajas y el olor entra en tu cuerpo y atrapa tu mente. Teníamos un viaje largo por delante. El móvil me vuelve a sonar, es Jesús un amigo de BassMal de Madrid, después de tanto tiempo intentando quedar para compartir una jornada de pesca por fin íbamos a coincidir. Nuestro plan era vernos en la presa, nosotros pararíamos a comer allí y allí sería dónde nos encontraríamos.
El festín.
Sobre las 15,30 de la tarde coronamos la presa del Cíjara. La primera impresión fue una aclamación , ¡ Madre mía !, ¡ es enorme!, esta expresión en otro contexto sería confusa, [jejeje] , y tras una ojeada panorámica los vientres comenzaban con la sinfonía, es hora de comer. Esa misma mañana José había preparado dos conejos camperos, que diferencia de sabor y qué toque le dio el cocinero, chapó. No pararon de salir tupper, berenjenas en salsa, tortilla de papas, champiñones en rodajas, aceitunas de cornezuelo, no sé cuantísimas cosas para echarse a la boca había pero sí como regarlas para que bajasen más fácil hasta el fondo de nuestros estómagos, con cerveza bien fría y de la tierra, unos buenos litros de Alcázar y Cruzcampo.
Después de comer decidimos bajar a la orilla e intentar dar con algún diablillo verde, los vimos pero no los sacamos, esto nos hizo pensar que para el día siguiente tendríamos que estar muy finos si queríamos sacarlos.
Esa noche cenamos en la habitación del hostal viendo el partido, refugiados de la tormenta que arrancó, lluvia intensa y aire mas fuerte aún. No sabíamos que nos depararía el día siguiente, los nervios empezaron a aflorar. A las 5,30 de la mañana empezaron a sonar los despertadores, una melodía diferente desde cada habitación del Hostal, un recital de tonos mañaneros que marcaban un rumbo,¡ a pescar!.
El día “D”
Tras desayunar nos montamos en los coches y nos dirigimos al punto de control central. Conforme nos acercábamos se empezaron a ver luces a lo lejos y al alcanzar la zona de salida tuvimos que retroceder para buscar aparcamiento. Después de recoger las plicas y la bolsa de regalo estábamos preparados para escuchar la señal de salida. El personal estaba ansioso por salir rápido para alcanzar las mejores zonas. Sonó la sirena la gente corría como loca, la mayoría corria concienciada, otra por contagio y nosotros marcando paso rápido, preferimos reservar las fuerzas para correr por la orilla y así hicimos pasando a varios pescadores, sabíamos dónde íbamos y cuanto mas nos acercábamos , mas rápido íbamos.
Llegamos al sitio, nos repartimos los tres casi equidistantes y empezaron los lances. Al tercero ya clavé el primer bass de 720 gramos que no dudó en tragarse una Spinerbait en color personalizado, un poco de aquí, otro poco de allí, le cambio esta pala y listo. Tras amarrar el pez al stringer, vuelvo a la lanzar la Spiner y vuelvo a clavar otro pez, este ejercía más resistencia, enseguida me percaté que era un lucio el que estaba en el otro extremo de la línea y así fue, un pez de 2,5 kilos aproximados, ¡que susto!. 
Después de esto pensamos que la cosa prometía pero no volvió a aparecer mas actividad. Pasaron 2 horas, avisé a los compañeros jueces de pesaje, apuntaron mi pez y decidimos cambiar de lado, desde ese momento en mi cabeza sólo cabía una idea, sacar más peces.
Cambiamos de zona volviendo sobre nuestros pasos. Lanzando entre la multitud de algas que invadían las orillas, una vez y otra, despacio, rápido , por arriba, por abajo, con una mano en la cintura y nada. En una de las reculas de la cola Quique lanzo su Staysee y rápidamente escuche su embrague sonar, paré de pescar y lo miré; ¡que sea bueno!, pensé y rápidamente sacó para fuera un lucio de unos 4 kilos de peso, otro susto mas. Empezó a levantarse aire y rápidamente busqué algún pun
tal abandonado donde diese el aire de frente, encontré uno prácticamente impenetrable, algas y matas por todos lados, pensé que sería buen sitio. Lancé mi cangrejo Ultravibe en BlackRed con un montaje Texas en 7gramos, con el aire que hacía tenía que notar el señuelo en el fondo lo justo, demasiado peso pondría al bass en alerta y con poco podría fallar la picada. Machaqué la zona repitiendo lances en el mismo sitio, la que para mí era la famosa “zona límite” y acerté de lleno, al séptimo lance logré clavar un bass de 1k070 gramos, de nuevo obtuve una nueva subida de ánimo. Quique casi a los cinco minutos clavó y sacó otro bass de medida, José se montó en el carro pero se le escapó. Estábamos animados hasta que volvío el aire pero esta vez mas fuerte y acompañado de agua en abundancia y viendo que no paraba ni tenía pinta que fuese hacerlo, decidimos volvernos a hora y tres cuartos del final, habiendo llegado al control central, mojados, algunos menos que otros, y después de haber entregado las plicas como por arte de magia, salío un sol que calentaba de lo lindo, no nos quedó otra que resignarnos.
Tras cambiarnos de ropa volvimos a la zona central, saludamos a los conocidos, conocimos a otros pocos, intercambiamos experiencias, risas y entre unas cosas y otras, comida y cerveza, “mu rico todo”. Nos sentamos cerca de la entrega de trofeos, y después de todo de vuelta al coche y a la carretera.
Conclusiones.
Desde mi perspectiva, salí contento de aquel concurso, mi primer open, mi primer visita al embalse , una 26º posición y un escenario y ambiente increible. Debemos de ir mas preparados y no confiar en el tiempo y sus cambios.Cómo crítica constructiva he de decir que no cuesta nada, saludar a los demás pescadores cuando te cruzas con ellos por la orilla, aunque no los conozcas, todos estábamos allí por un mismo motivo y una misma afición, ya que estamos para pasarlo bien, hagamos mas agradable nuestra estancia aquí porque después de todo esto , aunque no debiese ser así, se quedan las primeras impresiones. Me quedé con el saludo en la boca varias veces.
Como último apunte desde el Club deseamos que el compañero Basart consiga localizar su equipo, a muchos nos cuesta sudor y sacrificios adquirir nuestros juguetes de pesca, a suficiente presión estamos sometidos los pescadores como para encima pisarnos entre nosotros. Muchas gracias Bass PuertoLlano por realizar este Open con tanta calidad. Un saludo y buena pesca. Antonio García Trujillo.
